El objetivo esencial de la existencia humana, desde el punto de vista psicológico y de acuerdo al enfoque jungiano (1), consiste en permitir que el individuo adquiera en su totalidad el estado numinoso (poder o potencia divina).

A continuación expondré una mirada simple de personas comunes y corrientes, sin una formación profesional en el área de la psicología, pero que a través de la experiencia y procesos de la vida, hemos despertado, y logrado comprender esta polaridad existente en nuestra estructura.  La experiencia que puedo compartir, como consecuencia de un proceso sistemático y responsable, es el que se ha ido aplicando en nuestro Centro Espírita, con respecto al estudio del Espiritismo. Basándonos en las obras de Allan Kardec, y de otros textos Espíritas, hemos complementado el estudio con un trabajo de meditación, teniendo así la posibilidad de entrar en una comunión o unificación con el área subconsciente y reconocer, de esta manera, aquellos sentimientos, pensamientos y emociones que son propias de nuestro Espíritu. En base a esta experiencia podemos afirmar que se ha observado un importante avance en el autoconocimiento que nos ha permitido ser mucho más conscientes de los aspectos que tenemos que trabajar en nuestro interior.  Ha sido fundamental para poder traer a la mente consciente lo que está en nuestra mente inconsciente y así aplicar y concientizar de una forma mucho más efectiva, tanto las enseñanzas de la Doctrina Espírita, como también el trabajo para mejorar y superar nuestro aspecto moral y espiritual. Hasta llegar a aspirar en convertirnos en nuestro propio sanador al entender que lo que está en nuestra mente lo transferiremos a nuestro cuerpo físico.

Es necesario que aprendamos a mirarnos como un ser integral, porque no podemos abordar, cualquiera sea la problemática que nos esté afectando, desde solo un área. Por ejemplo, si estoy padeciendo de alguna dolencia crónica, ese malestar lo siento como dolor físico, pero lo más probable es que esa dolencia tenga una raíz psicológica, y antes que esa raíz se alojara en nuestra psiquis, tuvo un origen emocional y ese comienzo anímico tuvo, a su vez, una causa en alguna experiencia vivida, que puede ser de ésta o de una vida anterior.

Para complementar, el sentido de bipolaridad, considero, está presente en todos los aspectos de nuestro ser, es por eso que tenemos que tratar de estar siempre con la mente equilibrada, sin exacerbar las emociones, ya que si levanto mucho uno de los polos, en forma inmediata comenzará a elevarse el polo opuesto y esto sucede en forma inconsciente.

El maestro Jesús (2) conocía las dos polaridades psicológicas del ser humano y por eso lo instaba a amar con la intensidad necesaria, para que su gesto de afecto sublime y consciente estuviera en plena concordancia con sus archivos inconscientes.

Querido lector, he querido compartir con ustedes con mucho amor y humildad lo que ha sido un proceso muy bonito. Mi mensaje es que no tenemos que tener ninguna condición especial para empezar a mejorar nuestra existencia, solo tenemos que tener el propósito y voluntad de querer superarnos y lo demás se da por añadidura.

(1) (2) Extractado del libro: En Busca de La Verdad, por el Espíritu de Joanna de Angelis, sicografiado por Divaldo Franco

Centro de Estudios Espíritas Espíritu de Verdad