25 Jun SALUD Y FELICIDAD DE LA ORACIÓN
En los últimos diez años, se han dado a conocer diferentes estudios llevados a cabo por médicos e investigadores en relación a los beneficios de la meditación, de la vivencia religiosa y el poder de la oración en el mantenimiento y la recuperación de la salud, ya sea física o mental. Son conocidos, por haberse publicado en varios medios, los estudios llevados a cabo por el American Heart Institute de Kansas (EE.UU.) y publicado en la revista Archives of Internal Medicine sobre 990 pacientes.
Este trabajo reveló recuperaciones asombrosas, con una menor estancia hospitalaria en los pacientes encomendados a las oraciones. Resultados similares se reflejan en otro estudio pilotado por el Centro Médico Rabin (Israel) y publicado en el British Medical Journal. En él se constata que la oración produce cambios significativos en la evolución de la enfermedad, hasta tal punto que repetir una plegaria ayuda a la relajación, a la vez que reduce la presión arterial y los ritmos metabólicos, cardíacos y respiratorios. Por otro lado, investigadores del Departamento de Estudios Religiosos de la Universidad de Indiana, en Bloomington (Estados Unidos) han demostrado «mejoras sorprendentes» si se ora por los pacientes. Pero no sólo eso, sino que la efectividad de la oración es proporcional a la cercanía del paciente. Orar, por lo tanto, manteniendo el contacto físico con el paciente, sería doblemente eficaz.
En este estudio, tras analizar a 14 personas con discapacidades auditivas y a otros 11 con problemas de visión, se observó una mejoría en sus deficiencias tras haber recibido una oración de intercesión cercana. Por poner ejemplos, dos personas con problemas de oído mejoraron su audición, mientras que otros tres pacientes mejoraron sus dioptrías.
Herbert Benson, quien dirige el Instituto Mind-Body en la Universidad de Harvard, lleva desde hace 30 años estudiando el poder de la oración y se ha focalizado específicamente en el efecto que tiene sobre el cuerpo la meditación, forma budista de rezar. A lo largo de este tiempo ha podido verificar, que todas las formas de oración producen una respuesta de relajación que combate el estrés, calma el cuerpo y promueven la salud. Sus estudios, que han sido documentados a través de la resonancia magnética verifican los cambios que se producen en el cerebro, fundamentalmente en los lóbulos temporales y parietales, así como en el sistema límbico, cuando oramos o meditamos. Resulta que el efecto sobre los neuro-transmisores, provoca la liberación endógena de dopamina en el cuerpo estriado ventral lo que redunda en un fabuloso estado de bienestar, relajación y paz.
Los efectos beneficiosos que tiene la oración para la salud quedaron demostrados en una investigación de 10 meses en el Hospital General de San Francisco. En dicha investigación se observó una mejoría significativa en un grupo de pacientes que recibía oración exterior además del tratamiento convencional en relación con un grupo control que sólo recibía tratamiento convencional. El grupo de personas que no sabía que estaban orando por ellos, presentó menos paros cardíacos y una mortalidad significativamente menor que el grupo de control. Este estudio nos lleva entonces a pensar que hay otros factores, además de la fe, que intervienen en la sanación del paciente. Recientemente, otro experimento examinó la influencia de la oración en el éxito de la fertilización in vitro.
El grupo que tuvo oraciones por parte de terceros, mostró mayor cantidad de embarazos en comparación con las que no recibieron oraciones. Koenig, en la universidad de Duke, hizo una revisión de 1.200 estudios hechos acerca del poder de la oración sobre la salud. De esa revisión concluyó las personas religiosas tienden a hacer una vida más saludable: fuman menos y tienen un menor consumo de alcohol, lo que favorece que se enfermen menos. Pero aún sacó otras conclusiones no menos interesantes, como por ejemplo que las personas hospitalizadas que nunca han asistido a los servicios religiosos permanecen tres veces más tiempo que aquellos que asisten regularmente, o que los pacientes cardiovasculares morían 14 veces más frecuentemente después de la cirugía, si no participaban en alguna religión, que las personas mayores que nunca han asistido a la iglesia tienen un promedio de arritmias, el doble que las personas que atienden a un servicio religioso y, por último, que en Israel las personas religiosas tenían un promedio del 40 % menos de mortalidad por enfermedades cardiovasculares y cáncer.
Estos fantásticos estudios, como tantos otros que se han hecho al respecto de la oración y sus efectos, no resultan novedosos para aquellos que estudiamos la Doctrina Espírita, pues sabemos y conocemos el inmenso manantial de beneficios que obtenemos del saludable intercambio con las esferas superiores de la Vida a través de la oración.
Es en el Cap. XXVII del Evangelio según el Espiritismo donde encontramos la propuesta de los Espíritus Superiores en cuanto a lo que a la Oración y sus saludables efectos se refiere.
El Espiritismo nos hace comprender la oración explicando el modo de trasmitir el pensamiento, de ponernos en comunicación con Dios, con la espiritualidad superior, renovando energías y elevando nuestra vibración, equilibrando nuestros pensamientos y sentimientos y, recogiendo por lo mismo, bendiciones de salud y de paz por los cambios y modificaciones que se producen en nosotros mientras oramos. La oración en palabras de Emmanuel, no podrá apartar los sinsabores y las lecciones provechosas de la amargura, constantes en el mapa de servicios que cada Espíritu debe prestar en su tarea terrena, pero que debe ser cultivada en lo íntimo, como la luz que se enciende para el camino tenebroso, o mantenida en el corazón como el alimento indispensable que se prepara, para satisfacer la necesidad propia, en la jornada larga y difícil, porque la oración sincera establece la vigilancia y constituye el mayor factor de resistencia moral en el centro de las pruebas más escabrosas y más rudas.(1)
Recordemos al Sublime Peregrino, apartándose a orar. Él, que es el Espíritu más puro que haya encarnado en la Tierra alejado de las pruebas y expiaciones, buscaba la soledad, el silencio al contacto con la naturaleza que le brindaba el ambiente adecuado, para retirarse a conversar con el Padre y así renovar sus energías colmándose de Paz y de vibraciones sublimes.
Tomando las palabras de San Agustín
En el Capítulo XXVII del Libro El Evangelio Según El Espiritismo, nos dice lo siguiente acerca de la felicidad de la oración:
Venid los que queréis creer: los Espíritus celestes corren y vienen a deciros grandes cosas; Dios, hijos míos, abre su ancho pecho para daros sus bienes. ¡Hombres incrédulos, si supieseis de qué modo la fe hace bien al corazón y conduce el alma al arrepentimiento, a la oración! La oración, ¡ah! cuán tiernas son las palabras que salen de la boca en el momento de orar! La oración es el rocío divino que destruye el excesivo calor de las pasiones; hija primogénita de la fe, nos lleva al sendero que conduce a Dios. En el recogimiento y la soledad, estáis con Dios, para vosotros no hay ya misterio; él se os descubre. Apóstoles del pensamiento, para vosotros es la vida, vuestra alma se desprende de la materia y recorre esos mundos infinitos y etéreos que los pobres humanos desconocen.
Marchad, marchad por el sendero de la oración y oiréis las voces de los ángeles. ¡Qué armonía! Estas no son el murmullo confuso de los acentos chillones de la tierra; son las liras de los arcángeles: son las voces dulces y suaves de los serafines, más ligeras que las brisas de la mañana, cuando juguetean en el follaje de vuestros grandes bosques. ¡Entre cuantas delicias marchareis! Vuestra lengua no podrá definir esta felicidad; ¡cuanto más entre por todos los poros, tanto más vivo y refrescante es el manantial en donde se bebe! ¡Dulces voces, embriagadores perfumes que el alma siente y saborea, cuando se lanza a esas esferas desconocidas y habitadas por la oración! Sin mezcla de carnales deseos, todas las aspiraciones son divinas, También vosotros orad, como Cristo llevando su cruz desde el Gólgota al Calvario; llevad vuestra cruz, y sentiréis las
dulces emociones que pasaban por su alma, aunque cargado con un leño infamante; iba a morir; pero para vivir en la vida celeste en la morada de su padre. (S. AGUSTÍN, París, 1861.)
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Aún desconocemos mucho sobre los beneficios de la oración, pero será poco a poco que se puedan constatar todos ellos. Mientras llega este momento nos dejemos de acercarnos a ese manantial de agua viva extrayendo de él todo el amor, la paz y la salud que el Padre nos otorga.
Bibliografía:
Byrd RC. Positive therapeutic effects of intercessory prayer in a coronary care unit population. South Med J. 1988;81(7):826-829 Harris WS, Gowda M, Kolb JW, Strychacz CP, Vacek JL, Jones PG, et al. A randomized, controlled trial of the effects of remote, intercessory prayer on outcomes in patients admitted to the coronary care unit. Arch Intern Med. 1999;159(19):2273-2278.
Cha KY, Wirth DP. Does prayer influence the success of in vitro fertilization- embryo transfer? Report of a masked, randomized trial. J Reprod Med. 2001;46(9):781-787.
Koenig HG, McCullough M, Larson D. Handbook of religion and health. Nueva York, NY: Oxford University Press; 2000.
(1) El Consolador, Fco. Cândido Xavier, por el Espíritu Emmanuel, preg.245
Centro de Estudios Espíritas Paz y Luz